01 agosto 2006

Los vientos de la política (II)

Como no podía ser de otra manera y continuando con la lógica de giros de la veleta política municipal, lo del uso compartido del Estadio Nuevo Los Cármenes no era sino la primera gota de un vaso que vuelve a estar a punto de desbordarse.
Dice el refranero que 'prometer hasta meter y una vez metido olvidar lo prometido', y bien podría ser el lema de nuestros ilustres representantes de medio pelo.
El consistorio, queda nuevamente demostrado, no es sino un mercadillo de domingo. Vendedores de mercancía defectuosa. Ilusionistas y videntes que no hacen mas que decir lo que uno quiere oir, aunque luego la realidad sea bien distinta.
La última promesa incumplida es nuevamente contra el histórico.
Hace bien poquito que el Sr. Alcalde de este Circo prometía, juraba y se daba golpes en el pecho a cargo de las ayudas económicas que el Ayundamiento iba a pagar, del bolsillo de todos los granadinos, para ayudar al Granada a afrontar sus cuentas con la AFE. Pero como siempre, esa ayuda no ha llegado. El dinero no ha salido de las arcas municipales y lo que se prometía como una ayuda ha quedado en un aval.
Como siempre el dinero lo ha puesto Paco Sanz y el resto de la Junta Gestora que tanto y tan bién está haciendo sus deberes para con este club histórico.
Me pregunto qué hubiera pasado si la Junta Gestora no hubiera dispuesto del dinero. La respuesta es sencilla. El Granada CF hubiera sufrido un nuevo descenso administrativo a Tercera División, como ya lo sufrió años atrás, cuando los gobernantes de la anterior legislatura fueron incapaces, como ahora, de ayudar con una deuda que para un Ayuntamiento como el de la capital de la Alhambra no supone sino pecata minuta.
Afortunadamente no ha sido así, y el Granada puede gritar a los cuatro vientos que a día de hoy su estancia en 2ªB no se la debe a ningún 'agente externo'.
Es indignante. Un Ayuntamiento como el de Granada no puede permitirse el lujo de ser de los pocos, por no decir el único, que no ayuda y apoya al equipo de mas entidad de la ciudad, al único club de la ciudad con trayectoria y futuro, al único con un pasado en la élite del fútbol nacional, a un club que este año cumple 75 años, se dice pronto, llevándo el nombre de Granada como bandera a lo ancho y largo de la geografía de este país de locos.
No puede dejar a su suerte, en el último momento, a un club que llena un estadio con 18.000 almas y un único sentimiento. De haberse producido un nuevo descenso administrativo hubieran sido muchas las ilusiones rotas por la desidia municipal. Y esto, sólo puede tener un precio, el desprecio.

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